¿Quién guiará la Barca de Pedro? Discerniendo el futuro de la Iglesia
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La elección del Papa no es un acontecimiento político ni una jugada de poder. Es, en lo más profundo, un misterio de fe, un acto de escucha de la Iglesia entera al Espíritu Santo.
Mientras el mundo se detiene ante el humo blanco, el pueblo de Dios reza por aquel a quien Cristo escogerá como Su vicario en la tierra. En este reportaje, no pretendemos anticipar la voluntad de Dios, sino ofrecer una mirada respetuosa, orante y documentada sobre los hombres que hoy caminan con la cruz sobre sus hombros, y que podrían, si es voluntad divina, ser llamados a llevar sobre sí el peso de la Iglesia universal.
Desde los pasillos silenciosos de Jerusalén hasta las multitudes de Manila, pasando por Roma, África y América, presentamos aquí los rostros, las voces y los perfiles que hacen eco del Evangelio en medio del mundo.
¿Quién elige al Papa?
Los cardenales menores de 80 años. Son miembros del Colegio Cardenalicio y, según la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, solo ellos pueden votar en el cónclave. El término proviene de la voz griega πάππας (papas), originalmente ‘padre’ o ‘papá’ (en latín clásico, 'tutor').
En el campo eclesiástico era usado antiguamente para referirse a los obispos en Asia Menor y fue tomado como título por el obispo de Alejandría desde mediados del siglo III. A partir del siglo XI en Occidente se usa de forma exclusiva para referirse al obispo de Roma.
PAPA es un acrónimo del latín Petri Apostoli Potestatem Accipiens: «recibiendo la potestad del apóstol Pedro».
La Iglesia católica sostiene que San Pedro fue elegido por Jesucristo como fundamento visible de su Iglesia, basándose en los Evangelios y la Tradición. En San Mateo 16, 18-19, Jesús le otorga el nombre de Pedro (roca), promete edificar su Iglesia sobre él y le entrega las llaves del Reino de los Cielos, símbolo de autoridad.
Este papel se refuerza después de la Resurrección, cuando Jesús le encarga "Apacienta mis ovejas" (San Juan 21, 15-17), confirmando su misión pastoral. Además, en los Hechos de los Apóstoles, Pedro aparece como líder indiscutible: preside la elección de Matías, predica en Pentecostés y dirige el Concilio de Jerusalén, consolidando su primacía entre los apóstoles.
Los Padres de la Iglesia respaldan esta interpretación, destacando el papel de Pedro como fuente de unidad. Tertuliano y Cipriano de Cartago afirman que la Iglesia se edifica sobre Pedro, mientras que Ireneo de Lyon (s. II) señala que la Iglesia de Roma, fundada por Pedro y Pablo, posee una "preeminencia autoritativa".
Clemente de Roma, hacia el año 96, interviene en Corinto para resolver conflictos, demostrando el reconocimiento temprano de la autoridad romana. Estos testimonios refuerzan la idea de que Pedro fue el primer obispo de Roma y que sus sucesores heredaron su misión de guiar a la Iglesia universal.
La tradición histórica afirma que Pedro murió mártir en Roma bajo Nerón (64-67 d.C.), y sus restos se veneran bajo la Basílica de San Pedro, donde excavaciones arqueológicas hallaron una tumba del s. I con la inscripción "Petrus".
La sucesión apostólica, documentada desde Lino (primer sucesor) hasta el actual papa, se considera prueba de la continuidad del ministerio petrino. Aunque otras tradiciones cristianas cuestionan el primado papal, el catolicismo mantiene que el obispo de Roma es el sucesor de Pedro, garante de la unidad y la doctrina, en cumplimiento de la voluntad de Cristo.
¿Qué es el cónclave?
Es la reunión secreta de los cardenales electores en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa. La palabra proviene del latín cum clave, que significa "con llave", porque los cardenales quedan aislados del mundo exterior.
El primer conclave formal en la historia de la Iglesia católica ocurrió entre 1268 y 1271 en Viterbo, Italia, tras la muerte del papa Clemente IV. Los cardenales, divididos por conflictos políticos, tardaron dos años y nueve meses en elegir un sucesor, lo que llevó a medidas extremas: el gobernador de la ciudad los encerró bajo llave, les redujo las raciones de comida y finalmente destapó el techo del palacio para presionarlos.
Finalmente, eligieron a Gregorio X, quien, para evitar futuras demoras, estableció en 1274 las reglas del conclave mediante el decreto Ubi periculum.
El término "conclave" (del latín cum clave, "bajo llave") se consolidó a partir de este evento.
Gregorio X institucionalizó el proceso, exigiendo que los cardenales fueran encerrados hasta elegir al papa, con restricciones de comida y comunicación externa.
Aunque antes hubo elecciones papales, este fue el primer caso en que se aplicó un aislamiento forzado, sentando las bases del sistema moderno. Desde entonces, el conclave se ha mantenido como el método para elegir al pontífice, con ajustes a lo largo de los siglos, pero conservando su esencia: garantizar una elección libre de presiones externas.
El primer papa reconocido como sucesor de San Pedro fue San Lino (67-76 d.C.), elegido por la comunidad cristiana de Roma tras el martirio del apóstol. A diferencia del actual sistema de cónclave, su elección fue un proceso comunitario donde clérigos y laicos participaron, basado en su cercanía a Pedro (fue su discípulo directo) y el reconocimiento de su liderazgo espiritual.
San Pablo incluso lo menciona en la Biblia (2 Timoteo 4, 21), e Ireneo de Lyon documentó que Pedro y Pablo le encomendaron personalmente el gobierno de la Iglesia romana. Este modelo de designación apostólica y aceptación comunitaria fue característico de los primeros siglos.
El proceso electoral evolucionó significativamente con los siglos. Mientras en el siglo I bastaba con el consenso de la comunidad cristiana local, para el siglo III la elección quedó reservada al clero romano.
¿Cuántos cardenales pueden votar?
El número varía, pero el máximo permitido es 120. Solo participan los cardenales que no hayan cumplido 80 años antes del inicio del cónclave.
¿Puede ser elegido Papa alguien que no sea cardenal?
Sí, es posible, aunque muy poco probable. Cualquier varón bautizado puede ser elegido Papa, pero si no es obispo, debe ser ordenado inmediatamente.
¿Cómo se elige al Papa dentro del cónclave?
A través de votaciones secretas. Se necesitan dos tercios de los votos de los cardenales presentes para que un candidato sea elegido legítimamente.
¿Qué pasa después de que un cardenal obtiene los votos necesarios?
Se le pregunta: «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?»
Si responde «Accepto», se le pregunta qué nombre desea tomar como Papa.
¿Qué significa el humo blanco?
Significa que ya hay Papa. Al quemar las papeletas de votación, se añade una sustancia para que el humo sea blanco si hay elección, o negro si no la hay.
¿Cuánto tiempo puede durar un cónclave?
Puede durar desde unas pocas horas hasta varios días. Los cónclaves modernos suelen ser breves; el de 2013 duró solo dos días.
¿Cómo podemos los fieles participar en este proceso?
Con oración, ayuno y esperanza. El pueblo de Dios acompaña con súplicas para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales.
¿Dónde vive el nuevo Papa una vez elegido?
Inicialmente se traslada a la Casa Santa Marta, donde se alojan los cardenales, y luego se establece en el Palacio Apostólico del Vaticano como residencia oficial.
El cónclave más largo
El más largo fue el de 1268–1271 en Viterbo: duró casi 3 años. Fue tan extremo que motivó la normativa de clausura estricta en los cónclaves posteriores.
El más corto en la historia moderna
El cónclave de 1939, donde fue elegido Pío XII, duró solo unas 20 horas. ¡Uno de los más breves! Fue elegido en la tercera votación.
Primer Papa no europeo en siglos
El papa Francisco, elegido en 2013, fue el primer Papa latinoamericano, el primero jesuita, y el primer Papa no europeo desde Gregorio III (de Siria), elegido en 731.
Primer Papa polaco y no italiano en 455 años
En 1978 fue elegido, Karol Wojtyła, y se convertió en el primer Papa no italiano desde Adriano VI (1522) y primer Papa polaco de la historia.
Dos cónclaves en un mismo año (1978)
En 1978 hubo dos cónclaves: tras la muerte de Pablo VI se eligió a Juan Pablo I, quien murió solo 33 días después.
Luego vino el segundo cónclave, donde fui elegido San Juan Pablo II, y tomó el nombre de su predecesor: Juan Pablo II, en su honor.
Cónclaves en tiempos de peste
Durante la peste negra, en 1342, los cardenales votaban con máscaras de vinagre, temerosos del contagio.
En 1378, tras años de sede vacante, se produjo el Cisma de Occidente, pues hubo dos y luego tres Papas simultáneamente por disputas políticas. Llamado como el El Cautiverio de Aviñón (1309–1377) marcó un periodo en el que los Papas residieron en Francia, lejos de Roma, debido a las tensiones políticas con la monarquía francesa.
Durante casi 70 años, los pontífices (muchos de origen francés) estuvieron bajo fuerte influencia del rey francés, lo que generó descontento en la cristiandad.
El regreso a Roma en 1377 del papa Gregorio XI, impulsado por figuras como Santa Catalina de Siena, fue breve: su muerte en 1378 desató una crisis sucesoria, pues el pueblo romano exigía un papa italiano que terminara con el dominio francés.
El cónclave de 1378, celebrado bajo presión popular, eligió a Urbano VI, un reformador de carácter fuerte que pronto chocó con los cardenales por su crítica a su estilo de vida mundano.
Esto llevó a que, meses después, 13 cardenales (mayoría franceses) declararan nula su elección y proclamaran a Clemente VII como papa rival, estableciendo su corte en Aviñón. Así comenzó el Cisma de Occidente, con dos papas simultáneos: Roma apoyada por Inglaterra, el Sacro Imperio y Europa del Este, y Aviñón respaldada por Francia, España y Escocia. La división no era doctrinal, sino de obediencia política y eclesial.
La situación empeoró en 1409 cuando el Concilio de Pisa, intentando resolver el cisma, depuso a ambos papas y eligió a Alejandro V, pero los otros dos no renunciaron, creando un escándalo de tres papas simultáneos.
La unidad solo se restauró en el Concilio de Constanza (1414–1418), donde se depusieron los tres pretendientes y se eligió a Martín V, reconocido universalmente. El cisma dejó lecciones profundas: la fragilidad humana dentro de la Iglesia y la acción del Espíritu Santo para preservar su unidad, incluso en medio de crisis institucionales.
El cardenal más anciano elegido Papa
Clemente XII fue elegido en 1730 a los 78 años, ciego y casi sordo. Más recientemente, Benedicto XVI fue elegido en 2005 con 78 años, aunque con gran lucidez.
El más joven elegido Papa
Aunque no con certeza total, se cree que Benedicto IX fue elegido en torno a los 20 años, en el siglo XI. ¡Fue Papa tres veces distintas! Un caso único.
El “Papa en la caja”
En 1513, durante el cónclave que eligió a León X, los cardenales enviaban comida y cartas secretas en cestas a sus aliados dentro del cónclave. Este abuso motivó reformas más estrictas en siglos posteriores.
Intervenciones celestiales
En el cónclave de 1846, se cuenta que una paloma blanca entró por una ventana justo después de la elección de Pío IX, como señal del Espíritu Santo, y se posó sobre su hombro.
La fumata blanca que no era
En el cónclave de 1958, un humo gris blanquecino salió de la chimenea y fue malinterpretado como fumata blanca. Las campanas sonaron, el pueblo aclamó... pero no había Papa aún.
Desde entonces se combinan productos químicos especiales y campanas para evitar confusión.
Elección a oscuras
En varios cónclaves medievales, al no haber luz eléctrica, las votaciones eran por la luz de velas. Algunos cardenales incluso se dormían durante las sesiones nocturnas.
Con fin de equipaje
En el siglo XIX y aún parte del XX, los cardenales llevaban ropas de Papa en sus maletas, “por si acaso”. Se decía: “entra Papa quien entra cardenal”, pero en realidad suele ser al revés...
Cardenales que no pudieron llegar
Durante algunos cónclaves modernos, cardenales de países comunistas o en guerra (como China o Sudán) no pudieron asistir. Como por ejemplo el Cardenal Joseph O'Connell, arzobispo de Boston, no pudo asistir al cónclave de 1922 para elegir a Pío XI a tiempo.
Conclave 2025
San Juan Pablo II nos recuerda:
El Espíritu no impone, sino que ilumina, inspira y mueve los corazones. No quita la libertad de los electores, pero sí obra en quienes están abiertos a su soplo. Los cardenales, si oran con fe y dejan de lado intereses personales, pueden verdaderamente ser dóciles a esa acción divina.
Y san Josemaría Escrivá solía decir que el Papa es elegido no necesariamente el mejor, sino el que Dios quiere en ese momento para su Iglesia, para llevarla por caminos de cruz o de resurrección, de limpieza o de misión.
A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco ha creado 163 cardenales, de los cuales una gran mayoría son electores: es decir, tienen menos de 80 años y por tanto están en condiciones de participar en un futuro cónclave. En total, al día de hoy, el número de cardenales electores asciende a 136. Estas cifras cambian con el paso del tiempo debido a la edad y otras circunstancias.
Aquí encontramos cardenales con estas inclinaciones, nunca totalitarias, no se podría. Es imposible en la practica común.
🔵 Reformistas/Progresistas (alineados con Francisco): Muchos de estos cardenales se centran en una Iglesia en salida, como dice el Papa Francisco. Tienen sensibilidad pastoral, buscan apertura a las periferias existenciales y culturales. Valoran mucho la sinodalidad, el cuidado del planeta y la misericordia como centro del testimonio cristiano. Entre ellos hay una fuerte presencia de cardenales de América Latina, África y Asia.
🔴 Conservadores/Tradicionalistas (cercanos a Müller o Sarah): Este grupo pone el acento en la ortodoxia doctrinal, en la liturgia tradicional y en el papel clarísimo del Magisterio en custodiar la Verdad revelada. Ven con preocupación ciertos gestos o ambigüedades en documentos recientes. Desean una Iglesia clara en su enseñanza, que no ceda a las presiones del mundo.
🟢 Moderados/Centristas: Son cardenales que buscan el equilibrio entre tradición y adaptación pastoral. No desean polarización, sino comunión y prudencia. Algunos de ellos actúan como puentes entre visiones opuestas, discerniendo caso por caso.
⚪ Independientes/difíciles de clasificar: Algunos prelados poseen trayectorias únicas o provienen de contextos culturales muy distintos. Su pensamiento no encaja fácilmente en categorías europeas o ideológicas. A menudo sorprenden con sus votos, movidos por discernimientos más espirituales o personales.
¿Qué necesita la Iglesia hoy?
Oración y penitencia: No es el activismo ni la estrategia humana la que guía a la Iglesia, sino el Espíritu Santo. Necesitamos santos. «Un solo santo puede cambiar la historia», solía decir yo.
Unidad en la fe y caridad: Como Cristo pidió «que todos sean uno» (Jn 17,21). No basta el consenso humano; es necesario el consenso en la Verdad.
Coraje para la verdad y ternura para con el hombre: No se trata de suavizar el Evangelio, sino de anunciarlo con un corazón lleno de compasión.
Un Papa que sea signo de comunión: El Santo Padre no es un político ni un gerente. Es Pedro, aquel que confirma a sus hermanos en la fe. Sea quien sea el elegido, ha de ser un hombre de oración, profundamente unido a Cristo, que escuche al Pueblo de Dios y defienda la fe apostólica.
Comparativos
Aspecto | Müller | Sarah | Pizzaballa | Zuppi | Tagle |
---|---|---|---|---|---|
Nacionalidad | Alemana | Guineana | Italiana | Italiana | Filipina |
Edad (2025) | 77 | 79 | 60 | 70 | 68 |
Perfil teológico | Conservador | Tradicionalista | Moderado | Reformista | Reformista |
Relación con Francisco | Crítica | Crítica | Cercana | Muy cercana | Muy cercana |
Liturgia | Doctrinal | Tradicionalista | Equilibrada | Abierta | Pastoral y viva |
Experiencia Curial | Alta | Alta | Moderada | Alta | Altísima |
Carisma personal | Intelectual | Profético | Reconciliador | Humanista | Misionero y cálido |
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