Jesús Nazareno de los Milagros: “Yo hago nuevas todas las cosas”

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 A las 6:00 horas de este domingo, mientras aún despuntaba la luz en el cielo capitalino, los hombros devotos de cientos de fieles alzaban el anda procesional de Jesús Nazareno de los Milagros, consagrada imagen que salió desde el templo de San José, en la zona 1, para recorrer las calles en el marco solemne del Domingo de Ramos.

Este año, el mensaje que guía su cortejo es tomado del Libro del Apocalipsis 21,5:

“Yo hago nuevas todas las cosas.”

Una promesa que infunde aliento, especialmente en este tiempo de Año Jubilar, en el que la Iglesia recuerda que la esperanza no defrauda.

Un mensaje de renovación y esperanza

El cortejo procesional se inspira también en las palabras de San Pablo en su carta a los Romanos:

“La esperanza no defrauda, porque al darnos el Espíritu Santo, Dios ha derramado su amor en nuestros corazones.” (Romanos 5,5)

En un comunicado entregado a los asistentes, los organizadores profundizaron el mensaje espiritual:

“La esperanza no se basa en las acciones de los hombres, que son débiles y pecadores, ni en la incertidumbre de los acontecimientos, sino que está garantizada por la acción de Dios. Por eso no puede fallar.”

Así, cada paso de la imagen de Jesús Nazareno entre las calles de la zona 1 fue más que un acto litúrgico: fue un gesto profético, una invitación a dejar que Cristo renueve todo en nosotros.

 Arte efímero y devoción en alfombras

A lo largo del recorrido, los vecinos ofrecieron lo mejor de su arte y de su fe. Las calles se vistieron de alfombras multicolores, elaboradas con materiales naturales como aserrín teñido, flores, pino, corozo, frutas y verduras. Estas alfombras no solo embellecen el camino del Señor, sino que expresan el alma creyente del pueblo que espera y honra a su Salvador.

Una de las alfombras más llamativas fue la que representaba La Última Cena, cuidadosamente elaborada con una pequeña mesa colocada sobre aserrín, en la que se dispusieron copas con vino y porciones de pan, en alusión al momento sagrado en que Jesús instituyó la Eucaristía.

Participación de fieles y personajes bíblicos

El cortejo se acompañó de cucuruchos, fieles varones revestidos con túnicas moradas, y también de personas disfrazadas como romanos, en una recreación sobria y respetuosa del ambiente de Jerusalén en tiempos de Cristo.

A lo largo del recorrido, familias enteras salieron a las puertas de sus casas con ramos bendecidos, incienso y oraciones. Cada paso del anda fue acompañado de lágrimas, cantos, y un silencio reverente en muchas esquinas.

Una mirada que toca el corazón

Escenas llenas de gracia: el rostro sereno de Jesús Nazareno, el colorido de las alfombras, la luz dorada del amanecer filtrándose entre las andas, y las manos de los fieles que, en silencio o con cantos, expresaban su amor al Señor.

🕊️ "Ya está hecho", dice el Señor

Las palabras del trono en el Apocalipsis resuenan con fuerza en este día:

“Ya está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed, le daré a beber del manantial del agua de la vida...” (Apocalipsis 21,6)

Es Cristo quien camina hoy entre su pueblo, recordándole que Él renueva, salva, y transforma. Que ninguna lágrima es ignorada, que todo lo viejo puede ser hecho nuevo si se entrega a Él.

Conclusión

El Domingo de Ramos en Guatemala no solo da inicio a la Semana Santa: abre las puertas del alma a la esperanza que no falla. Jesús Nazareno de los Milagros no es solo una imagen en andas: es el mismo Cristo que sigue pasando por nuestras vidas, diciendo:

“Yo hago nuevas todas las cosas.”