Fallece la Abuelita de la Procesión: Sebastiana Matul, testigo humilde del Amor Crucificado

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Sebastiana Matul, hija fiel del Señor, ha caminado ya el sendero de esta vida, y ahora, en las manos del Buen Pastor, reposa en la paz prometida. Su nombre está inscrito en el Corazón de Jesús, aquel que cayó bajo el peso de la cruz, no por debilidad, sino por amor. Cada paso de Sebastiana, cada rosario entre sus dedos, cada mirada al Crucificado, fue una participación en esa Pasión redentora.

Ella era conocida como "La abuelita de la procesión". 

“No tengáis miedo”, decía yo en vida, “abrid de par en par las puertas a Cristo”. Y ella, con su corazón sencillo, hizo precisamente eso. Y ahora, esa puerta que es Cristo mismo (cf. Juan 10,9), la ha conducido al descanso eterno.

La Virgen Dolorosa, quien estuvo firme al pie de la Cruz, no abandona a sus hijos. La ha tomado de la mano, como madre tierna, y la ha conducido al encuentro con su Hijo amado.

Roguemos por su descanso y también por los que quedan, para que el Señor les conceda la gracia de la esperanza que no defrauda (cf. Romanos 5,5).