Emotivo recuerdo de Jonathan Roumie al conocer al Papa Francisco

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En un encuentro profundamente personal y espiritualmente conmovedor, Jonathan Roumie —el actor que encarna a Jesús en la exitosa serie The Chosen— compartió sus sentimientos tras haber conocido al Papa Francisco durante una Audiencia General en la Plaza de San Pedro. Para Roumie, católico practicante de corazón sincero y testimonio público, aquel momento no fue simplemente una experiencia inolvidable, sino, como él mismo lo expresó, “un sueño de infancia hecho realidad”.

“Cuando lo vi acercarse, fue como ver un milagro”

Roumie compartió en una entrevista concedida a varios medios internacionales, entre ellos Exaudi, CNS, Crux y CNA, que desde niño había soñado con conocer al Papa y participar en una Jornada Mundial de la Juventud. “Mis padres eran inmigrantes, no sabían cómo hacerlo… pero el deseo siempre estuvo allí”, confesó, conmovido.

El momento del encuentro fue tan impactante que, por un instante, se sintió irreal. “Hasta que me vio y comenzó a caminar hacia mí, no creí que fuera a suceder. Y cuando lo hizo… las palabras fallan. Fue uno de los mayores honores espirituales de mi vida”.

Roumie le expresó al Papa en español —con la ayuda improvisada de un amigo que le tradujo algunas frases momentos antes— que rezaba por él constantemente y que, como actor que interpreta a Jesús, también necesitaba sus oraciones. La reacción del Papa fue espontánea y llena de calidez: “¡¿Tú haces de Jesús?!” —exclamó con una sonrisa—. Luego, en tono de humor, se dirigió al director de la serie, Dallas Jenkins, y le preguntó en broma: “¿Y tú eres Judas?”. El momento, grabado por Jenkins, fue compartido posteriormente por Roumie.

“The Chosen”: una misión artística y espiritual

Roumie no es simplemente un actor que interpreta a Cristo. The Chosen ha sido para él un camino de conversión continua y de profunda entrega. “Cada paso ha sido guiado por Dios”, afirma. Antes de este proyecto, su vida profesional estuvo marcada por la lucha, la pobreza, y una profunda crisis personal que desembocó en una renovación espiritual: “Estaba en el punto más bajo de mi vida… Me rendí totalmente, y Dios trajo esta serie a mi vida”.

El actor reconoce que encarnar a Jesús es un desafío constante, no solo artístico, sino interior: “Debo recordarme a diario que no soy Jesús. Sólo soy una vasija rota que Dios usa por alguna razón misteriosa”. A pesar de la fama que le ha traído el papel, Roumie ha procurado mantenerse humilde, recordando sus inicios como asistente de producción —limpiando baños, literalmente— hasta llegar a este momento providencial en su vida.

El regalo imperfecto y la gracia en lo pequeño

En un gesto sencillo y simbólico, Roumie entregó al Papa una obra de arte hecha por él: un dibujo en marcador de un crucifijo ardiente, con un corazón en el centro. “No era lo que quería regalarle. No estaba enmarcado, ni perfecto. Pero en su imperfección, fue más que perfecto. Estaba cargado de gracia”, compartió.

Y es que, según sus propias palabras, Dios le ha enseñado que la gracia se manifiesta también en el desorden, en los errores, en lo que no sale como uno espera. Hasta el detalle de que la alarma de seguridad del traje que compró para la ocasión no fue retirada a tiempo —y que tuvo que disimular con cinta negra— se convirtió en un recordatorio de humildad. “Fue como si Dios me dijera: ‘Conoce tu lugar’. Y yo lo entendí”.

Una devoción entrañable al Padre Pío

Durante su estancia en Italia, Roumie también realizó una peregrinación al santuario de San Giovanni Rotondo para visitar la tumba del Padre Pío, a quien considera un intercesor y amigo espiritual. Su devoción al santo comenzó años atrás, a raíz de una experiencia de sanación en su familia. “Apareció en un sueño… y supe que tenía que ir”.

Visitó también la Scala Santa en Roma, donde experimentó uno de los momentos más intensos de oración: “Subí las escaleras de rodillas, y fue sobrecogedor. Sentí algo muy profundo en esa capilla. Fue un momento de gracia íntima, distinta al encuentro con el Papa, pero igualmente poderoso”.

“No soy Jesús, pero intento parecerme a Él en el amor”

Al hablar sobre cómo interpreta al Hijo de Dios en la pantalla, Roumie asegura que su enfoque no es teatral, sino espiritual: intenta experimentar amor, misericordia y compasión reales por cada persona en escena. “Lo que hago es intentar vivir en verdad esos gestos y miradas. No es una actuación vacía. Es una oración”.

Con varias temporadas más de The Chosen por delante, y nuevos proyectos en camino —entre ellos su colaboración con la aplicación católica Hallow y un próximo documental—, Jonathan Roumie continúa ofreciendo su talento como un instrumento al servicio de Cristo. “Mi vida no la dirijo yo. Dios está al mando”, concluye.