¿Qué sucede si fallece el Papa? El protocolo según Universi Dominici Gregis

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El fallecimiento de un Papa marca un momento solemne para la Iglesia Católica. Si el Papa Francisco muriera, se activaría un protocolo riguroso contenido en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por San Juan Pablo II en 1996, con algunas modificaciones posteriores realizadas por Benedicto XVI. A continuación, repasamos los pasos clave de este proceso, apoyados en los numerales de dicho documento:

1. Confirmación oficial de la muerte del Papa

El Cardenal Camarlengo (actualmente el cardenal Kevin Farrell) tiene la función de verificar la muerte del Pontífice (n. 17). Tradicionalmente, se utilizaba un martillo de plata para tocar suavemente la frente del Papa y llamarlo por su nombre bautismal, aunque este gesto ha caído en desuso.

Una vez confirmada la muerte, el Camarlengo anuncia solemnemente: "El Papa verdaderamente ha muerto."

Luego:

El Camarlengo sella el apartamento papal y el estudio privado del Pontífice (n. 18).

Se notifica el fallecimiento al Decano del Colegio Cardenalicio y a los cardenales, y finalmente, al pueblo cristiano (n. 19).

2. Sede Vacante

Desde el momento de la muerte, comienza el período conocido como Sede Vacante. Durante este tiempo:

Cesan las funciones de los jefes de los dicasterios vaticanos, con excepción del Camarlengo y el Penitenciario Mayor (n. 14).

Se prohíbe a los cardenales tomar decisiones que no sean estrictamente necesarias para la administración ordinaria de la Iglesia (n. 1).

El gobierno temporal de la Iglesia queda bajo la responsabilidad del Colegio Cardenalicio, aunque limitado por la normativa de no innovar ("nihil innovetur") hasta la elección del nuevo Papa (n. 6).

3. Preparación del funeral y entierro

El Papa debe ser enterrado entre el cuarto y el sexto día después de su fallecimiento (n. 27).

El cuerpo del Pontífice es expuesto en la Basílica de San Pedro para la veneración de los fieles.

El funeral es dirigido por el Decano del Colegio Cardenalicio (n. 29).

El entierro suele realizarse en las Grutas Vaticanas bajo la Basílica de San Pedro, aunque cada Papa puede haber dejado instrucciones personales sobre sus funerales y lugar de sepultura.

4. Convocatoria del Cónclave

El Cónclave debe comenzar entre el 15.º y el 20.º día después de la muerte del Papa (n. 37).

Los cardenales electores —aquellos menores de 80 años— se reúnen en la Capilla Sixtina (n. 48).

Antes de las votaciones, prestan juramento de secreto absoluto (n. 52).



5. El proceso de elección del nuevo Papa

El proceso de votación sigue normas estrictas:

Se requieren dos tercios de los votos para elegir un nuevo Pontífice (n. 62).

Después de cada votación, el resultado se comunica simbólicamente con humo:

Humo negro: no hay decisión.

Humo blanco: se ha elegido un nuevo Papa (n. 67).

Si, tras varios días, no se llega a un consenso, la Constitución permite pasar a una votación por mayoría absoluta (mitad más uno) o a decidir entre los dos candidatos más votados (n. 75).



6. El anuncio del nuevo Papa: Habemus Papam

Una vez elegido, el nuevo Papa es preguntado: "¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?" (n. 87).

Si acepta, elige el nombre que asumirá como Papa.

Finalmente, el Cardenal Protodiácono aparece en el balcón central de la Basílica de San Pedro y proclama la fórmula:

"Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!" ("Os anuncio una gran alegría: ¡tenemos Papa!") (n. 88).

El nuevo Papa da su primera bendición, Urbi et Orbi —a la ciudad y al mundo—, marcando el inicio de su pontificado.


Este protocolo, cargado de simbolismo y tradición, asegura que, incluso ante la muerte del Sucesor de Pedro, la Iglesia continúa su misión, confiando en la guía del Espíritu Santo.

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