Los Niños en la Iglesia: Ruido de Vida y Esperanza
🎧 Escucha este artículo usando la función de audio de Chrome:
- Haz clic derecho en cualquier parte del texto
- Selecciona "Leer en voz alta"
- Si necesitas ayuda click aqui
Es una escena común en las parroquias: en medio de la celebración de la Santa Misa, se escuchan los llantos o murmullos de niños pequeños. Para algunos, esto puede ser una distracción; para otros, un signo de esperanza.
Si bien es comprensible que a veces nos incomode el ruido en momentos de oración y recogimiento, es importante reflexionar sobre la presencia de los niños en la Iglesia y cómo debemos afrontar esta realidad con paciencia y amor cristiano.
¿Por qué molestan los niños en la iglesia?
La Misa es un espacio sagrado donde buscamos encontrarnos con Dios en oración. Cuando un niño llora, grita o se mueve inquieto, puede interrumpir ese ambiente de recogimiento. Muchas veces, nuestra molestia no es solo por el ruido en sí, sino porque sentimos que interfiere con nuestra concentración y participación en la liturgia.
Sin embargo, Jesús nos da una enseñanza clara:
"Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, porque de los que son como ellos es el Reino de Dios" (Marcos 10,14).
Si bien es natural que nos sintamos distraídos, debemos recordar que la Iglesia es casa de todos, y los niños también son parte del pueblo de Dios.
Los padres y su responsabilidad
Por otro lado, es cierto que los padres tienen un papel importante en enseñar a sus hijos a participar en la Misa con respeto. Algunas recomendaciones para ellos pueden ser:
- Explicarles, según su edad, la importancia de la Misa antes de asistir.
- Llevar juguetes silenciosos o libros religiosos para que se entretengan sin hacer ruido.
- Sentarse cerca de la puerta o en áreas designadas para familias, para poder salir con facilidad si es necesario.
- No avergonzarse ni sentirse mal si su hijo llora, sino actuar con serenidad y comprensión.
¿Qué debemos hacer los demás fieles?
Si nos sentimos molestos por los ruidos de los niños en la iglesia, podemos recordar algunas actitudes que nos ayudarán a vivir mejor esta realidad:
- Practicar la paciencia. Como cristianos, estamos llamados a la caridad y la comprensión.
- Evitar miradas o comentarios negativos. Esto solo hace que los padres se sientan mal y que la comunidad parezca poco acogedora.
- Ver en los niños un signo de vida. En un mundo donde muchas iglesias ven disminuir su asistencia, la presencia de niños es una señal de futuro.
- Orar por las familias. Criar a los hijos en la fe no es fácil. En lugar de quejarnos, podemos orar por esos padres que hacen el esfuerzo de llevarlos a Misa.
San Juan Pablo II decía:
“Una comunidad sin niños es una comunidad sin futuro.”
Si aprendemos a ver en los niños no una molestia, sino una bendición, comprenderemos que su presencia en la iglesia es un regalo de Dios.
Conclusión
La Santa Misa es el lugar de encuentro de toda la familia de Dios, y eso incluye a los más pequeños. Aunque a veces puedan distraernos, su presencia nos recuerda que la Iglesia sigue viva y creciendo. En lugar de molestarnos, podemos aprender a ser pacientes, comprensivos y, sobre todo, agradecidos por el don de la vida.
Y la próxima vez que un niño llore en Misa, en lugar de enfadarnos, pensemos en las palabras de Jesús:
"El que reciba a un niño en mi nombre, a mí me recibe" (Mateo 18,5).
Suscribite para recibir las noticias diarias de Biencatolicos.com
Usted esta leyendo este articulo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelizacion, que se llama Bien Catolicos. Como usted puede imaginar, en nuestro trabajo se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelizacion para cada persona, sin importar el pais en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su ofrenda, lleva solo un minuto.
🕊️ Ofrendar ahora