La prima del Papa habla sobre su salud

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En el pequeño y pintoresco pueblo de Portacomaro, en la región italiana de Piamonte, donde se encuentran las raíces familiares del Papa Francisco, la preocupación por la salud del pontífice ha tocado profundamente el corazón de sus 1.900 habitantes. 

Este pueblo, conocido por su fe inquebrantable y sus fuertes lazos comunitarios, vive estos días con los ojos puestos en Roma, esperando noticias alentadoras sobre el estado de salud de su pariente más ilustre.

«Estamos todos muy preocupados. Esperamos que se recupere pronto y supere este momento difícil», compartió Carla Rabezzana, prima del Papa de 93 años, quien aún reside en la provincia de Asti. 

En una entrevista con la agencia de noticias italiana ANSA, Carla Rabezzana, prima del Papa de 93 años, confesó su inquietud mientras sigue cada actualización en la televisión, anhelando escuchar señales de mejoría.

Portacomaro, enclavado entre las suaves colinas del norte de Italia, es un lugar donde la fe y la familia se entrelazan de manera profunda. Muchos de sus habitantes aún recuerdan con emoción la visita del Papa Francisco hace tres años, cuando regresó a su tierra ancestral. Durante aquella visita, el pontífice compartió una comida íntima con sus familiares y recibió la ciudadanía honoraria de la ciudad de Asti, un gesto que reforzó el vínculo entre el Papa y esta región.

«Los abuelos del Papa eran de aquí, y nos sentimos muy unidos a él», comentó una mujer local. «Incluso fuimos a visitarlo a Roma», añadió, reflejando el profundo cariño que la comunidad siente por el Santo Padre.

En estos días de incertidumbre, la iglesia de Portacomaro se ha convertido en un refugio espiritual para los fieles. «Entren, está llena», dijo un hombre al salir de la parroquia, destacando cómo el pueblo se ha unido en oración por la pronta recuperación del Papa. Don Severino Ramello, sacerdote de la región, describió el ambiente durante la misa matutina: «Todos estábamos cerca de él en la oración hoy. Hay un fuerte sentido de unidad; todos están participando, todos desean que se mejore pronto».

Sin embargo, bajo esta solidaridad también se esconde un temor silencioso. Las últimas noticias desde Roma sobre la crisis de asma que afectó al Papa Francisco y la transfusión de sangre que requirió en el Hospital Gemelli han generado inquietud entre los habitantes. Aunque el pontífice ha mostrado algunos signos de mejoría desde su hospitalización el 14 de febrero, su estado sigue siendo motivo de preocupación.

«En el pueblo y en las áreas cercanas, la gente no habla de otra cosa», comentó un barman local. «Tienen miedo de que esté muy mal, de que le pase algo grave. Todos están preocupados».

A pesar de la ansiedad, Portacomaro mantiene viva la esperanza. No solo anhelan la recuperación del Papa, sino también la posibilidad de volver a verlo en la tierra que vio nacer a sus antepasados. Entre los símbolos de esta esperanza se encuentra la “Viña del Papa”, una pequeña parcela de tierra dedicada a Francisco y cuidada con esmero por la comunidad local. Esta viña, gestionada por la Bottega del Grignolino y la organización sin ánimo de lucro Gente e Paesi, es un testimonio del profundo vínculo del pontífice con esta región.

Además de sus familiares en Italia, el pariente más cercano del Papa Francisco es su hermana menor, María Elena Bergoglio, quien reside en Argentina. Uno de sus sobrinos, futbolista profesional, también vive en Italia, manteniendo así un puente entre las dos tierras que han marcado la vida del Santo Padre.

Por ahora, los habitantes de Portacomaro solo pueden observar, esperar y rezar. Su deseo es sencillo pero profundo: ver a su amado Papa recuperar las fuerzas y, quizás algún día, caminar nuevamente entre los viñedos y las colinas de la tierra que sus antepasados llamaron hogar. En este rincón de Italia, la fe y el amor por el Papa Francisco siguen siendo tan firmes como las raíces que lo unen a este pueblo.