Propuesta de ley en Francia prohíbe vestimenta religiosa en el deporte: ¿Protección del laicismo o exclusión?

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Una propuesta de ley que busca prohibir el uso de vestimenta religiosa en todos los deportes franceses será debatida en la Asamblea Nacional, luego de ser aprobada por el Senado. Aunque la legislación no menciona explícitamente a ningún grupo religioso, sus críticos señalan que afectará de manera desproporcionada a las mujeres musulmanas que usan el hijab, y refleja un patrón preocupante de exclusión bajo las estrictas políticas seculares de Francia.

El proyecto de ley, impulsado por el senador Michel Savin, fue aprobado en el Senado con 210 votos a favor y 81 en contra. Sin embargo, enfrenta una fuerte oposición en la Asamblea Nacional, especialmente por parte de legisladores de izquierda, quienes argumentan que la medida limita las libertades individuales en lugar de defender el secularismo. De ser promulgada, la ley prohibiría cualquier vestimenta o símbolo religioso en competiciones organizadas por federaciones deportivas francesas, incluyendo ligas, clubes e instalaciones como piscinas.

Los defensores de la iniciativa la presentan como una protección necesaria del principio de laicidad, un pilar del marco legal y constitucional francés. Según ellos, una estricta separación entre religión e instituciones públicas garantiza la igualdad al evitar tratos especiales basados en creencias religiosas. Jacqueline Eustache-Brinio, senadora que apoya la ley, la describió como una barrera contra lo que llamó “infiltración islamista” en la sociedad francesa.

No obstante, los críticos ven en esta propuesta un uso del secularismo como herramienta de exclusión más que de neutralidad. Aunque el laicismo fue concebido para evitar la interferencia del Estado en asuntos religiosos, muchas comunidades musulmanas argumentan que, en la práctica, se ha aplicado de manera selectiva para restringir su expresión religiosa.

Esta iniciativa se suma a restricciones similares impuestas antes de los Juegos Olímpicos de París 2024, donde se prohibió a los atletas franceses usar el hijab durante las competencias. En aquel momento, la decisión generó una fuerte reacción internacional, y expertos en derechos humanos de la ONU la calificaron como discriminatoria. 

Hélène Bâ, jugadora de baloncesto y activista, denunció que la medida era “una clara violación de la Carta Olímpica y de los derechos humanos fundamentales”.

Los activistas temen que esta nueva propuesta aleje aún más a las mujeres musulmanas de la vida pública. Hélène Bâ, quien ha luchado contra prohibiciones anteriores, advirtió que la ley tendría consecuencias devastadoras: “Esta medida humillaría y estigmatizaría a las mujeres y niñas musulmanas, alejándolas por completo del deporte. Llevaría al aislamiento social, a la pérdida de confianza e incluso al colapso de los equipos y clubes femeninos”, declaró.

El debate ha reavivado las discusiones sobre la creciente presencia de prohibiciones religiosas en el deporte francés. Varias federaciones ya han implementado restricciones propias, y este proyecto de ley unificaría esas políticas bajo una normativa nacional. Los opositores argumentan que, lejos de promover la igualdad, la medida reforzará la discriminación y limitará las oportunidades para jóvenes atletas musulmanes, especialmente mujeres.

Francia, como país que suele estar en el centro de los debates globales sobre expresión religiosa y secularismo, podría sentar un precedente importante con el resultado de este debate parlamentario. Si la Asamblea Nacional rechaza el proyecto de ley, podría indicar un giro hacia una estrategia más inclusiva. Sin embargo, si se aprueba, añadirá otra capa a las ya controvertidas políticas francesas sobre vestimenta religiosa, planteando serias dudas sobre si el secularismo está siendo utilizado para proteger libertades o para restringirlas.

Como católicos, estamos llamados a defender la dignidad de toda persona y su derecho a expresar su fe de manera pacífica. Este debate nos invita a reflexionar sobre cómo las políticas públicas pueden afectar la convivencia y el respeto mutuo en sociedades plurales. La búsqueda de la igualdad no debe convertirse en una excusa para la exclusión, sino en un camino hacia la unidad en la diversidad.