La demografía en la India: un tema candente entre religión, política y futuro

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La India, el país más poblado del mundo con más de 1.400 millones de habitantes, es un coloso subcontinental que enfrenta desafíos únicos en materia demográfica. Aunque en muchos lugares la palabra “demografía” puede pasar desapercibida, en la India es un tema que genera intensas controversias, especialmente en el ámbito político y religioso. La combinación de una población en crecimiento, una tasa global de fecundidad (TGF) en descenso y tensiones religiosas históricas ha convertido a la demografía en un campo de batalla ideológico y cultural.

El dividendo demográfico y el papel global de la India

La India no solo es el país más poblado del mundo, sino también una potencia emergente con un dividendo demográfico significativo: una gran proporción de su población está en edad de trabajar. Este bono demográfico ha permitido al país convertirse en un actor clave en la economía global, desde ser una fuente de mano de obra barata hasta desempeñar un papel estratégico en el comercio internacional. Por ejemplo, la India ha sido un intermediario crucial en la venta y refinación de petróleo ruso sancionado, que luego es revendido a Europa.

Sin embargo, mientras el gobierno indio maneja con destreza las negociaciones globales, internamente la demografía es un tema que genera divisiones profundas, especialmente en torno a la religión.

La sombra de la historia: partición y tensiones religiosas

La historia de la India está marcada por la colonización británica y la posterior partición en 1947, que dividió el subcontinente en la India hindú y el Pakistán musulmán. Este evento desencadenó una de las mayores migraciones masivas de la historia, con millones de personas desplazadas y una violencia sectaria que dejó aproximadamente 2 millones de muertos. La partición consolidó una animadversión duradera entre hindúes y musulmanes, un antagonismo que sigue vigente hoy en día.

Religión y demografía: el auge del nacionalismo hindú

En las últimas décadas, la religión ha ocupado un lugar central en el debate demográfico de la India. El partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), en el poder desde 2014, ha promovido la ideología de la hindutva, que aboga por la hegemonía política y religiosa de los hindúes. Esta postura ha ganado terreno en un contexto en el que la proporción de hindúes en la población ha disminuido lentamente, del 84,1% en 1951 al 79,8% en 2011.

Los datos más recientes, como la Encuesta Nacional de Salud Familiar (NFHS-5), muestran que la tasa total de fecundidad (TFR) entre los hindúes es de 1,9, mientras que entre los musulmanes es de 2,4. Aunque esta brecha se ha reducido significativamente desde 1992, cuando la diferencia era de 1,11, sigue siendo un tema de preocupación para los defensores de la hindutva.

Migración y cambios demográficos

La migración ilegal desde países vecinos como Bangladesh también ha alimentado las tensiones. Un estudio reciente de la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU) señaló un aumento marcado de la población musulmana en Delhi debido a la migración, lo que ha generado preocupaciones sobre el impacto en el panorama sociopolítico y electoral de la ciudad.

Percepciones y realidades

En la India, la religión no es solo una cuestión de fe, sino también de identidad nacional. Según una encuesta del Pew Research Center, casi dos tercios de los hindúes creen que es muy importante ser hindú para ser “verdaderamente” indio. Además, el 83% de los votantes hindúes del BJP considera crucial impedir que las mujeres hindúes se casen con personas de otra religión.

A pesar de estas percepciones, expertos como Poonam Muttreja, directora ejecutiva de la Fundación para la Población de la India, argumentan que la población musulmana no superará el 18% a finales de siglo. Muttreja subraya que las tasas de fecundidad entre hindúes y musulmanes están convergiendo, lo que garantizará la continuidad de la mayoría hindú.

Conclusión: un futuro incierto

La demografía en la India es un tema complejo que entrelaza historia, religión y política. Mientras el país avanza hacia un futuro incierto, las tensiones sectarias y las preocupaciones demográficas seguirán siendo un desafío central. En un mundo cada vez más interconectado, la India enfrenta la tarea de equilibrar su diversidad religiosa y cultural con las demandas de un crecimiento económico y social sostenible.

Como sociedad global, el mensaje es claro: mantener la fe, tolerar y respetar a los demás, y rechazar la intolerancia. Solo así podremos construir un mundo mejor, tanto en la India como en el resto del planeta.