🎧
Escucha este artículo usando la función de audio de Chrome:
- Haz clic derecho en cualquier parte del texto
- Selecciona "Leer en voz alta"
- Si necesitas ayuda click aqui
Vela: Rosada
El color rosado simboliza la alegría. Este domingo, conocido como "Gaudete", nos recuerda la cercanía de la llegada de Cristo y nos llena de gozo.
Iniciamos
Guía: Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.
Amén.
Liturgia de la Palabra
Primera lectura
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a
Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón,
Jerusalén. El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva.
Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta.»
Salmo
Salmo responsorial Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6 (R.: 6)
R. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»
El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.
Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.» R.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 4-7
Hermanos:
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica acción de
gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
—«¿Entonces, qué hacemos?»
Él contestó:
—«El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga
comida, haga lo mismo.»
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
—«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?»
Él les contestó:
—«No exijáis más de lo establecido.»
Unos militares le preguntaron:
—«¿Qué hacemos nosotros?»
Él les contestó:
—«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.»
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías;
él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco
desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene
en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar
la paja en una hoguera que no se apaga.»
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Reflexion
“¿Qué debemos hacer?" Esta pregunta refleja un corazón dispuesto a cambiar. En nuestra vida, muchas veces también nos encontramos buscando una respuesta concreta para vivir según la voluntad de Dios. El Evangelio nos recuerda que la conversión no es solo una idea abstracta, sino un llamado a acciones reales y cotidianas. La fe debe traducirse en obras de amor y justicia.
Un llamado a la solidaridad y la justicia: Juan Bautista nos invita a mirar a nuestro prójimo con compasión. Compartir con los necesitados y vivir con integridad son pasos fundamentales para preparar el camino del Señor en nuestra vida y en la sociedad. Preguntémonos: ¿Estoy compartiendo mis bienes con quienes lo necesitan? ¿Soy justo y honesto en mi trato con los demás?
Bautismo con Espíritu Santo y fuego: Juan señala que Jesús no solo perdona nuestros pecados, sino que transforma nuestros corazones con el poder del Espíritu Santo. Este bautismo "con fuego" purifica nuestras almas, eliminando todo aquello que no nos permite amar plenamente a Dios y al prójimo. Nos invita a vivir una vida llena del amor ardiente de Dios.
El trigo y la paja: La imagen del trigo y la paja es una llamada a discernir qué aspectos de nuestra vida están alineados con la voluntad de Dios y cuáles deben ser purificados o eliminados. Cristo, con su amor misericordioso, nos ayuda a separar lo bueno de lo inútil en nuestro corazón.
En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero! Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, ¡caliéntanos en tu amor!
Mientras está la luz encendida, el guía realiza una pregunta a los participantes para que puedan meditarla y compartir con sus propias palabras:
"Cuando la gente le preguntó a Juan Bautista '¿Qué debemos hacer?', él respondió con acciones concretas de solidaridad, justicia y honestidad. Hoy, en nuestra vida cotidiana, ¿qué acciones concretas podemos emprender para demostrar nuestra conversión y preparar el camino del Señor?"
Esta pregunta los invita a conectar el mensaje del Evangelio con su realidad, identificando maneras prácticas de vivir la fe en su entorno. También abre un espacio para compartir ideas, desafíos y compromisos como comunidad.
Al concluir todas, procedemos a decir:
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvos. Amén.
PARA ESTUDIAR DURANTE LA SEMANA
El Árbol del regalo de la esperanza es una oportunidad para invitar a niños y familias a considerar los regalos que la Sagrada Familia podría haber necesitado cuando María dio a luz a Jesús en un pesebre, y cómo estos regalos se comparan con lo que las personas que viven en la pobreza pueden necesitar. Esta semana invoquemos todos los días al Espíritu Santo.
Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad del cristianismo. El Espíritu Santo es una persona distinta del Padre y del Hijo (primera y segunda persona de la Santísima Trinidad) pero posee con ellos una misma naturaleza y esencia divina. Jesucristo envió el Espíritu Santo para santificar nuestras almas y asistir a su Santa Iglesia.
POSTERIOR