Regalos que no te cuestan nada
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Cuando llega diciembre, surge en nuestro corazón la pregunta: ¿Qué podemos ofrecer a quienes amamos? Este tiempo nos invita a dar más allá de lo material, a entregar detalles que hablen de amor, fe y conversión. Estos obsequios, por pequeños que parezcan, poseen un valor eterno que supera cualquier regalo costoso.
La Navidad es el momento en el que renovamos la acogida del amor de Dios encarnado en Jesús. Así nos lo recuerda el Papa Francisco:
La Navidad es un acontecimiento que se renueva en cada familia, en cada parroquia, en cada comunidad que acoge el amor de Dios encarnado en Jesucristo. Como María, la Iglesia muestra a todos la «señal» de Dios: el niño que ella ha llevado en su seno y ha dado a luz, pero que es el Hijo del Altísimo, porque «proviene del Espíritu Santo» (Mt 1,20).
Por eso es el Salvador, porque es el Cordero de Dios que toma sobre sí el pecado del mundo (cf. Jn 1,29). Junto a los pastores, postrémonos ante el Cordero, adoremos la Bondad de Dios hecha carne, y dejemos que las lágrimas del arrepentimiento llenen nuestros ojos y laven nuestro corazón. Todos lo necesitamos".
Con ese espíritu, aquí te dejamos algunos “regalos” para vivir el auténtico sentido de la Navidad:
1. Regala tu perdón sin reservas
El perdón es un don precioso, porque libera el alma. Perdona incluso a quienes te han lastimado intencionadamente. Y si es necesario, pide perdón tú también, incluso si no te sientes culpable. Jesús nos invita en el Evangelio a dar un paso más allá de la justicia humana:
"Ustedes han oído que antes se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pero yo les digo: No resistas al que te haga algún mal; al contrario, si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra” (Mt 5,38-39).
El perdón es difícil, pero al perdonar aprendemos a amar como Cristo: con un amor inmenso y desinteresado.
2. Ofrece el regalo de tu oración
Rezar por alguien es una muestra de amor incomparable. Cuando rezas, colocas a las personas que amas en las manos de Dios.
“La oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y amor, tanto desde dentro de la prueba como en la alegría” (Santa Teresita del Niño Jesús).
Habla con Jesús con la confianza de un niño, encomendándole con fervor a quienes quieres. También la Virgen nos escucha siempre; lleva nuestras intenciones con amor materno ante Dios.
3. Regala un detalle hecho con amor
No es el valor material lo que cuenta, sino el corazón con que das. Una tarjeta escrita a mano, unos dulces caseros, un dibujo sencillo… Esos detalles reflejan cuánto conoces y aprecias a alguien. Recuerda:
"El amor se mide en los actos pequeños; son ellos los que revelan la grandeza del corazón."
4. Dile «Te quiero»
¿Cuántas veces damos por sentado que nuestros seres queridos saben cuánto los queremos? Sin embargo, decir esas palabras puede llenar un corazón. Este sencillo gesto es un bálsamo de amor que alegra y fortalece.
5. Dedica tu tiempo
Nada es más valioso que el tiempo. Escucha sin prisas, comparte momentos sin distracciones. Dedicar tiempo es dar lo mejor de ti: tu presencia y tu atención. No olvides que “los actos de amor cubren una multitud de pecados” (1 Pe 4,8).
6. Ofrece el regalo de la humildad
Evita buscar reconocimiento por tus esfuerzos; deja que sea Dios quien mire tus acciones con amor. Él es quien mejor conoce el valor de tu entrega, y nada escapa a Su mirada. “Lo que hacemos en la tierra con humildad, Dios lo llena de su gloria en el cielo”.
7. Sé compañía para quien lo necesite
En los momentos de sufrimiento o pérdida, no son necesarias muchas palabras. Basta estar presente, orar en silencio y acompañar con amor. Esa simple cercanía muestra la ternura de Dios.
8. Renuncia a ganar una discusión
Las peleas nacen de la soberbia. Aprende a ceder, incluso cuando tengas razón. La paz siempre vale más que el orgullo. La mansedumbre es un signo del amor verdadero.
9. Pon tu corazón en el lugar del otro
Antes de juzgar o responder impulsivamente, pregúntate: ¿Qué estará sintiendo esta persona? Reaccionar con calma y compasión evita heridas que puedan perdurar.
10. Regala tiempo a Jesús
Encuentra un momento para estar con Jesús. Háblale con confianza en la intimidad del Santísimo. Cuéntale tus penas, tus alegrías, tus necesidades, y descansa en su amor. Recuerda: Él siempre te espera, y nunca se cansa de escucharte ni de amarte.
Que estos regalos sean una guía para vivir una Navidad llena del amor de Cristo y de Su paz
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