Los que harán falta en navidad

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Paz y esperanza en Cristo. Soy San Juan Bosco, y en este tiempo santo quiero hablarte sobre cómo afrontar la ausencia de aquellos que harán falta en Navidad. En esta celebración, nuestras alegrías y dolores se entremezclan; sentimos el gozo del nacimiento del Salvador, pero también el vacío de quienes ya no están con nosotros. Sin embargo, en Dios siempre encontramos luz para iluminar estos momentos.

Reflexiones para afrontar esta ausencia:

1. Recuerda que el amor trasciende el tiempo

El amor que compartimos con nuestros seres queridos no se apaga con la distancia, la muerte, ni el tiempo. Permanece vivo en nuestros corazones y está custodiado en las manos misericordiosas de Dios. Mantén vivo su recuerdo en los pequeños gestos: una oración, una foto en el hogar, o una tradición especial que ellos amaban.

2. Confía en la comunión de los santos

En cada Misa, la Iglesia nos recuerda que estamos unidos con todos los fieles, vivos y difuntos, en Cristo. Tus seres queridos no están perdidos para siempre; están presentes de una forma misteriosa en la Eucaristía y en el amor de Dios.

3. Celebra como ellos hubieran querido

La ausencia no debe borrar el significado de la Navidad. Piensa en cómo les gustaría que vivieras estas fiestas: seguramente con fe, alegría, y esperanza. Celebra de una manera que honre su memoria, amando y dando como ellos lo hicieron.

4. Sella tus heridas con el Niño Jesús

Jesús nació en un pesebre para compartir todos los aspectos de nuestra vida, incluso nuestras pérdidas y dolores. Él entiende tu tristeza. Acércate a Él con confianza y dile: "Señor, llena mi corazón con tu amor y enséñame a vivir esta Navidad con paz."

5. Encuentra a Jesús en los demás

A menudo, nuestra forma de amar a los ausentes es volcar ese amor hacia aquellos que nos rodean. Quizá haya personas en tu vida que también sienten la soledad o la ausencia en Navidad. Comparte un momento de escucha o un acto de bondad con ellos.

Un gesto para recordar

En tu hogar, podrías preparar un pequeño lugar de memoria para los ausentes: coloca una vela encendida y dedica una oración por ellos. Invita a la familia a unirse en este acto para mantener viva su presencia espiritual.

Una promesa de esperanza:

Jesús vino al mundo para derrotar la muerte y darnos la esperanza de una vida eterna. San Juan nos asegura: 

"Dios enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor" (Apocalipsis 21:4). 

Vivimos con la certeza de que un día, nos encontraremos de nuevo en el gozo del cielo.

Rezo contigo para que esta Navidad encuentres consuelo en el amor de Jesús y en la certeza de que quienes hacen falta en la tierra ahora están más cerca del corazón de Dios. Bendiciones. 

Escucha esta bella reflexión.