Las sillas vacías en Navidad

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Paz y consuelo en Cristo. Soy San José, protector de la Sagrada Familia, y quiero ayudarte a encontrar consuelo y esperanza frente a esas sillas vacías que quizá notes en Navidad.

Entiendo el dolor de la ausencia, ya sea por alguien que ha partido a la casa del Padre, o por distancias o heridas que separan a los seres queridos. Sin embargo, recuerda que la Navidad nos habla de un misterio mucho más grande: el Emmanuel, "Dios con nosotros", que viene a llenar todos los vacíos de nuestra vida con su amor.

Aquí hay algunas reflexiones que quiero ofrecerte para superar esa ausencia:

1. Reconoce tu dolor y ofrécelo al Señor

No hay nada malo en sentir tristeza. Incluso Jesús lloró por la muerte de su amigo Lázaro (Juan 11:35). Habla con Dios en tu oración y cuéntale lo que sientes. Puedes decir: "Señor, mi corazón está herido, pero confío en Tu amor. Ayúdame a encontrar consuelo en Ti."

2. Une tu sufrimiento al de Jesús

La Navidad nos recuerda que Jesús vino a compartir nuestro dolor y redimirlo. El pesebre nos conduce a la cruz, donde Él cargó nuestras penas. Une tu ausencia al sacrificio de Cristo y dile: "Señor, usa mi dolor para llevar luz y consuelo a otros."

3. Ora por tu ser querido

Si esa persona ha partido a la Casa del Padre, ten la seguridad de que el Señor no se olvida de ninguno de sus hijos. Ofrece una oración o incluso una Misa por su alma, confiando en la infinita misericordia de Dios.

4. Recuerda el amor compartido

El amor que viviste con ese ser querido no desaparece. Guarda sus enseñanzas, sus sonrisas y sus gestos como un regalo de Dios. La Navidad es un tiempo de gratitud: agradece por el tiempo compartido, aun si fue breve.

Compartimos una bella reflexión.