Iniciando el Año con Fe y Esperanza

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El comienzo de un nuevo año trae consigo la oportunidad de renovar nuestras metas y propósitos, no solo en lo humano, sino también en lo espiritual. Es un tiempo propicio para volver la mirada al Señor y poner en sus manos cada anhelo, cada plan y cada desafío. La Iglesia nos invita a recibir este año con fe, esperanza y confianza plena en la providencia divina.

Un Año Bajo la Protección del Señor

El Salmo 37 nos recuerda: “Encomienda tu camino al Señor; confía en Él, y Él actuará”. Esta es la clave para un inicio bendecido: entregar a Dios nuestras vidas y confiar en que su plan siempre será para nuestro bien. Reconocer que cada día de este año es un regalo divino nos ayuda a vivir con gratitud y humildad.

En nuestras parroquias y hogares, iniciar el año en oración nos permite renovar nuestra comunión con Dios. La celebración de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, cada 1 de enero, es un hermoso recordatorio de que María nos acompaña como madre amorosa en cada paso que damos.

Propósitos Espirituales para el Nuevo Año

El inicio del año es también una oportunidad para plantearnos objetivos que nos acerquen más al Señor. Algunos propósitos que podríamos considerar:

Profundizar en la vida sacramental: Participar con mayor frecuencia en la Eucaristía y buscar el sacramento de la reconciliación con un corazón sincero.

Orar diariamente: Dedicar tiempo cada día para hablar con Dios, dando gracias, pidiendo por los demás y meditando en su Palabra.

Practicar las obras de misericordia: Ser atentos a las necesidades de quienes nos rodean, dando amor a los demás como signo de nuestra fe viva.

Fortalecer nuestra formación cristiana: Leer las Escrituras, estudiar el Catecismo o participar en grupos parroquiales que nos ayuden a crecer en conocimiento y amor hacia Dios.

Una Iglesia que Camina Juntos

Este año será también un tiempo para vivir la comunión como comunidad parroquial. Participar activamente en las celebraciones, ministerios y proyectos nos ayudará a construir juntos una Iglesia más viva y fraterna. Como dice el Papa Francisco, estamos llamados a ser “peregrinos juntos, llevando la alegría del Evangelio a todos los rincones del mundo”.

Caminemos Confiados en el Amor de Dios

Iniciar el año con fe no significa que no enfrentaremos dificultades, pero sí nos asegura que nunca estaremos solos. Con Cristo como nuestro guía y María como nuestra intercesora, avanzamos con esperanza, sabiendo que cada día es una oportunidad para crecer en santidad y amor.

Que este nuevo año sea un tiempo de bendición para nuestra parroquia y cada una de nuestras familias, lleno de momentos de encuentro con el Señor y de acciones que reflejen su amor en el mundo.

“Confía en el Señor de todo corazón y no en tu propia inteligencia; reconócelo en todos tus caminos, y Él allanará tus sendas” 

(Proverbios 3:5-6).