Así fue el nacimiento de Jesús
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El nacimiento de nuestro Señor Jesucristo es uno de los acontecimientos más hermosos y profundos en la historia de la humanidad. Según los evangelios de San Lucas y San Mateo, este evento se desarrolló con una mezcla de humildad, maravilla y cumplimiento de las antiguas profecías.
La Anunciación y Preparativos
Antes de Su nacimiento, el ángel Gabriel visitó a la Santísima Virgen María en Nazaret, anunciándole que sería madre del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo (Lucas 1, 26-38). María, con fe y humildad, respondió: "Hágase en mí según tu palabra", convirtiéndose en la nueva Arca de la Alianza, ya que en su seno llevaba al Salvador del mundo.
San José, varón justo, al descubrir el embarazo de María, decidió abandonarla en secreto. Pero un ángel en sueños le confirmó que el niño era obra del Espíritu Santo, animándolo a aceptar su papel como padre adoptivo del Mesías (Mateo 1, 18-25).
El Viaje a Belén
El emperador romano César Augusto ordenó un censo, obligando a José y a María a viajar desde Nazaret a Belén, la ciudad de David, ya que José era descendiente de esta casa (Lucas 2, 1-5). Este viaje de más de 120 kilómetros debió ser arduo, especialmente para María, que estaba en los últimos días de su embarazo.
El Nacimiento en la Humildad
Cuando llegaron a Belén, no encontraron lugar en ninguna posada para alojarse. Finalmente, se les permitió refugiarse en un establo, probablemente una gruta utilizada para resguardar animales. Allí, en ese lugar humilde y apartado, María dio a luz a Jesús.
"Y mientras estaban en Belén, le llegó el tiempo del parto, y María dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada" (Lucas 2, 6-7).
El Rey del Universo, Creador de todas las cosas, vino al mundo en la pobreza más absoluta, simbolizando que Su Reino no era de riquezas terrenales, sino del amor y la humildad.
Los Pastores Reciben la Buena Nueva
Cerca de Belén, unos pastores velaban durante la noche cuidando a sus ovejas, y un ángel se les apareció proclamándoles:
"Hoy en la ciudad de David les ha nacido un Salvador, que es Cristo Señor" (Lucas 2, 11).
Después de escuchar el canto celestial de una multitud de ángeles que glorificaban a Dios, los pastores fueron rápidamente a adorar al Niño en el pesebre. Ellos representaron a los más humildes y sencillos del mundo, los primeros en recibir la buena nueva.
La Estrella y los Magos de Oriente
San Mateo nos relata cómo unos sabios (o reyes magos) del oriente siguieron una estrella extraordinaria hasta llegar al lugar donde estaba Jesús. Le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra, reconociéndolo como Rey, Dios y Hombre mortal (Mateo 2, 1-12).
La Profundidad del Misterio
El nacimiento de Cristo no solo fue un evento histórico, sino también un misterio que muestra el amor infinito de Dios. Como San Pablo dice:
"Siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes se hagan ricos con su pobreza" (2 Corintios 8, 9).
En el silencio y la humildad de esa noche santa, la luz eterna de Dios iluminó la humanidad, trayendo salvación al mundo entero. Desde entonces, celebramos este acto de amor cada Navidad con gratitud y alegría, sabiendo que en el pesebre comenzó nuestra redención.
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