Formación permanente del Clero recién ordenados en Guatemala

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En el marco de la Formación Permanente del Clero, dirigida a sacerdotes con hasta diez años de ordenación, se llevó a cabo una enriquecedora reunión en la Parroquia Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de Esquipulas. Durante este encuentro, el P. Ramiro González compartió unas inspiradoras palabras con los sacerdotes próximos a recibir el sacramento del Orden Sacerdotal.

En su mensaje, el P. González destacó la importancia de la formación continua para el fortalecimiento de la vocación sacerdotal, animando a los presentes a perseverar en la entrega al servicio de Dios y de la Iglesia.

Esta iniciativa, promovida por el Arzobispado, busca acompañar a los sacerdotes en sus primeros años de ministerio, ofreciendo espacios de reflexión, fraternidad y renovación espiritual.

Que el Señor Jesucristo Crucificado sea siempre guía y fortaleza para quienes han respondido al llamado de servir a su Iglesia.

La formación de los sacerdotes es un pilar fundamental para la vida de la Iglesia. No se trata únicamente de prepararlos para recibir el sacramento del Orden, sino de acompañarlos a lo largo de su ministerio, fortaleciendo su vida espiritual, pastoral y humana.

Un sacerdote bien formado es un pastor que puede guiar con sabiduría y amor a su comunidad, enfrentar los desafíos de su misión con firmeza, y mantenerse fiel al Evangelio en un mundo en constante cambio. La formación permanente permite que los sacerdotes renueven su compromiso con Dios, perfeccionen su conocimiento de las enseñanzas de la Iglesia y reciban el apoyo necesario para vivir plenamente su vocación.

En palabras del Papa Francisco: "El sacerdote que no se forma constantemente es como el agua estancada: pierde su vitalidad y se vuelve estéril."

Por ello, iniciativas como la Formación Permanente del Clero, desarrollada en la Parroquia Nuestro Señor Jesucristo Crucificado de Esquipulas, son esenciales. Acompañar a los sacerdotes, especialmente en los primeros años de su ministerio, les brinda herramientas para crecer en santidad y en su capacidad de servir al Pueblo de Dios.

Que sigamos orando por quienes han dedicado su vida al servicio del Reino y apoyemos estos esfuerzos que fortalecen a la Iglesia.