CEM se pronuncia por la mujer y la vida tras despenalización del aborto

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La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), que agrupa a los obispos del país, a través de la Dimensión Episcopal de la Vida, se pronunció en torno a la despenalización del aborto en el Estado de México, que se convirtió en la entidad número 18 en sumarse a esta determinación.

“Desde la Dimensión Episcopal de la Vida nos unimos a los obispos del Estado de México. Rechazamos el falso dilema que contrapone la dignidad y vida de la madre con la de su hijo o hija. Anunciamos y exhortamos el amor por igual a ambos: la madre y su hijo. Estamos a favor de la mujer y de la vida”, se planteó.

Asimismo, se dio a conocer a través de un comunicado que es necesario valorar por igual la dignidad humana de toda mujer, sobre todo la que se encuentre en una situación vulnerable, así como la de los hijos e hijas que se encuentran en el vientre de sus madres.

“Se tuvo noticia de la reforma legislativa por la que se despenalizó en el Estado de México lo que algunos llaman aborto ‘voluntario’, ‘electivo’ o ‘procurado’ en el primer trimestre del embarazo”, reforma que parte de premisas que no acogen la vida y la dignidad humana en su justo valor, se estableció.

Asimismo, se plasmó que “esta reforma ejerce violencia por la invisibilización del hijo y su desprotección ante la ley, y también perjudica a las mujeres que se ven orilladas a considerar el aborto como una salida a sus problemas”.

El aborto

La Iglesia Católica siempre ha proclamado la dignidad sagrada de toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Esto no es solo una doctrina, sino una verdad que brota del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros.

El aborto, desde la perspectiva católica, es considerado un acto grave, pues implica la terminación deliberada de una vida humana inocente, creada a imagen y semejanza de Dios. 

En el Salmo 139. 13-16, el salmista exclama: **"Tú formaste mis entrañas; me tejiste en el vientre de mi madre. Te alabaré porque soy una creación admirable."** Este pasaje nos recuerda que cada vida es obra amorosa de las manos de Dios.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña claramente en el número 2271:  

"Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ser reconocido como un ser con los derechos de una persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida."

Esto no significa que nuestra postura esté desprovista de compasión. La Iglesia también llama a quienes han tomado decisiones difíciles, incluyendo el aborto, a acercarse al perdón y la sanación ofrecidos por Cristo. Por medio del sacramento de la Reconciliación, el Señor, rico en misericordia, restaura los corazones y concede la paz. No juzgamos, sino que buscamos tender la mano de la misericordia divina.

Es nuestro deber como cristianos defender la vida con valentía, pero siempre con amor. El acompañamiento a las madres en situaciones difíciles, la promoción de alternativas como la adopción, y el fortalecimiento de la ayuda material y espiritual a las familias son expresiones concretas de esta defensa de la vida.

En el corazón de María, que dijo "sí" al plan de Dios incluso en circunstancias difíciles, encontramos el modelo perfecto de confianza y entrega. Que ella interceda por nosotros para que sepamos valorar, proteger y amar toda vida humana, especialmente la más vulnerable. Amén