La receta perfecta para fracasar en la fe

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La receta perfecta para fracasar en la fe, hijo mío, es dejar de mirar a Cristo. Cuando apartamos nuestra vista de Él, como Pedro cuando caminaba sobre las aguas, empezamos a hundirnos. La fe no es algo que podamos mantener por nuestra propia fuerza, sino por la gracia que Dios nos da. Sin embargo, hay ciertos hábitos que, si no somos vigilantes, pueden llevarnos a caer en la tibieza o incluso al abandono de nuestra fe. Te comparto algunas actitudes que conducen al fracaso espiritual para que las reconozcas y las evites:

1. Orar poco o no orar: La oración es el alma de la vida espiritual. Es el encuentro diario con Dios, la comunicación íntima con Aquel que nos ama infinitamente. Cuando dejas de orar, comienzas a vivir como si Dios no existiera. La vida se vuelve fría y vacía sin ese diálogo con el Señor.

2. Vivir sin sacramentos: Los sacramentos son fuentes de gracia. Abandonar la confesión y la Eucaristía es como cortar el suministro de agua a una planta. Poco a poco, la fe se seca, y el alma se debilita. Ir a misa solo cuando "tienes ganas" es un engaño, porque la fe no depende de sentimientos, sino de la verdad de Cristo presente en el altar.

3. Dejar que el orgullo crezca: El orgullo es el enemigo más sutil. Cuando crees que puedes caminar solo, sin la ayuda de Dios, estás abriendo la puerta al fracaso. La humildad es la base de la fe. Reconocer que necesitas a Dios es el primer paso para no alejarte de Él.

4. Desanimarse en las dificultades: Las pruebas son parte del camino cristiano. Si piensas que la fe significa ausencia de problemas, caerás en la desesperanza cuando lleguen las dificultades. Jesús nos dijo que tomaríamos nuestra cruz y le seguiríamos. No significa que siempre será fácil, pero sí que Él estará con nosotros.

5. Descuidar la Palabra de Dios: La Sagrada Escritura es alimento para el alma. Ignorarla o leerla sin atención es como dejar de alimentarte. La fe se debilita sin el conocimiento de la verdad de Dios, que se revela en Su Palabra.

6. Dejarse llevar por la pereza espiritual: La tibieza es ese estado en el que ya no te importa crecer en la fe. La rutina se apodera de tu vida espiritual, y empiezas a ver todo como una carga. Te acostumbras a lo mínimo y dejas de aspirar a la santidad.

7. Alejarse de la comunidad: La fe es un camino que recorremos junto a otros. Desconectarte de la comunidad cristiana es aislarte del apoyo y aliento que puedes recibir de otros creyentes. El cuerpo de Cristo es la Iglesia, y necesitamos estar unidos para crecer.

Hijo, la receta para fracasar es la falta de amor. Porque cuando realmente amas, buscas, perseveras, sacrificas. Si amas a Dios, buscarás estar cerca de Él, recibir sus gracias, escuchar su Palabra, y vivir según sus enseñanzas. No busques caminos fáciles; busca el camino de la verdad, que es Cristo, y encontrarás en Él la fuerza para vencer cualquier obstáculo.

Recuerda, el fracaso en la fe no ocurre de un día para otro; es un proceso lento de descuido y desamor. Pero siempre hay esperanza. Mientras haya vida, hay tiempo para volver a Dios, quien siempre te espera con los brazos abiertos.