¿Cual es el proceso para santificar a alguien?
El proceso de santificación o canonización en la Iglesia Católica es un camino profundo y exigente mediante el cual la Iglesia reconoce oficialmente a una persona como santa, es decir, como alguien que ha vivido una vida de virtud heroica y de fidelidad al Evangelio, y que ahora goza de la presencia de Dios en el cielo, intercediendo por nosotros.
A continuación, te explico los pasos principales en este proceso:
1. Siervo de Dios: El proceso comienza cuando alguien, a menudo una diócesis o una comunidad religiosa, propone al candidato a la santidad. Deben pasar al menos cinco años desde la muerte de la persona (aunque el Papa puede acortar este tiempo, como hizo San Juan Pablo II en el caso de la Madre Teresa de Calcuta). La diócesis donde vivió o falleció el candidato inicia la investigación sobre su vida, virtudes y reputación de santidad. Si el obispo aprueba, se le otorga el título de *Siervo de Dios*.
2. Venerable: La investigación diocesana continúa y es enviada a la Congregación para las Causas de los Santos en Roma. Aquí, un equipo de teólogos y cardenales revisan la vida y las virtudes del candidato, buscando pruebas de que vivió de manera heroica las virtudes cristianas, como la fe, la esperanza, y la caridad. Si el Papa autoriza este reconocimiento, la persona recibe el título de *Venerable*.
3. Beato o Beata (Beatificación): Para que el candidato sea beatificado, la Iglesia generalmente requiere un milagro atribuido a su intercesión, obtenido después de su muerte. Este milagro es una señal de que Dios confirma su santidad. Los milagros, usualmente curaciones, deben ser investigados y probados científicamente como inexplicables. Una vez reconocido el milagro y aprobado por el Papa, el candidato es beatificado y recibe el título de *Beato* o *Beata*. A partir de este momento, el beato puede ser venerado públicamente en su diócesis o en su comunidad.
4. Santo o Santa (Canonización): Para la canonización, se requiere un segundo milagro atribuido a la intercesión del beato, ocurrido después de la beatificación. Si este milagro es confirmado, el Papa puede proceder a la canonización, y el beato es declarado *santo* o *santa*. Esto significa que la persona puede ser venerada en toda la Iglesia, y es inscrita oficialmente en el canon o lista de los santos.
En todo este proceso, la Iglesia actúa con mucha prudencia y profundidad, investigando con esmero para que, al declarar santo a alguien, los fieles tengan una certeza moral de que esa persona está en el cielo. A través de los santos, Dios nos ofrece ejemplos vivos de virtud y entrega, y sus vidas nos animan a seguir el camino de Cristo con fe y esperanza.